domingo, 26 de octubre de 2014

La exposición: el obturador



 El obturador es el mecanismo que regula el tiempo de exposición, es decir, el tiempo que permanece abierto el obturador - medido en fracciones de segundo- dejando pasar la luz sobre el CCD o película fotográfica. Su regulación depende de la luz de la escena y de la apertura del diafragma. 



Generalmente está formado por unas cortinillas que se abren, desplazándose unas sobre otras y manteniéndose abiertas durante la fracción de tiempo requerido. Estas fracciones de tiempo están ordenadas en una escala numérica que forman las distintas velocidades de obturación. 


En esta escala progresiva, cada número representa la mitad de tiempo de exposición que el anterior, así a 1/4 el obturador permanece abierto el doble de tiempo que a 1/8.

Cuando el motivo a fotografiar está en movimiento, la velocidad de obturación es decisiva, pudiéndose conseguir gran variedad de efectos: cinetismos, desenfoques, congelación, etc. dando expresividad a la imagen. 

Si fotografiamos a un motivo que esté en movimiento, con una velocidad de obturación baja, el obturador tendrá tiempo suficiente para que su imagen deje una estela de su movimiento en el sensor o película fotográfica. 

En cambio, si utilizamos una velocidad de obturación mucho más rápida, conseguiremos congelar su desplazamiento.

 



Cuando queremos controlar el movimiento para congelar una acción, hay que tener en cuenta una serie de factores:

  • La velocidad de desplazamiento del motivo a fotografiar

Parece obvio decir que la elección de la velocidad adecuada ha de hacerse en función de la velocidad del objeto a fotografiar si lo que queremos es congelar el movimiento. 

En este caso, la velocidad tiene que ser inversamente proporcional al valor de la apertura de diafragma utilizado. Con lo que a mayor velocidad, mayor abertura y por tanto menor profundidad de campo. La elección de la combinación velocidad-diafragma tendrá que hacerla el fotógrafo en función la iluminación, del tema y del movimiento que quiera expresar en la foto.

En el caso de escenas estáticas, la elección ha de hacerse teniendo en cuenta las condiciones de iluminación, y por tanto del diafragma utilizado, de la estabilidad del pulso del fotógrafo, y de la longitud focal del objetivo.

  •  La distancia a la que se encuentra 
La distancia focal del objetivo condiciona la velocidad por dos motivos: por el mayor peso y vibraciones de los teleobjetivos de larga distancia focal, y por el menor ángulo de cobertura de los mismos. Pensemos, por ejemplo, que si la cámara nos vibra un milímetro hacia bajo al disparar con un gran angular, la escena que contemplamos por el visor se moverá sólo unos centímetros, mientras que con un superteleobjetivo enfocado a 100 metros, la vibración puede desplazar la imagen una decena de metros.

Una buena regla para saber la velocidad mínima a usar con cada objetivo es ajustar un valor aproximadamente igual a su distancia focal. De esta manera, con un teleobjetivo de 500 mm. no se aconseja disparar a menos de 1/500 de segundo, y con uno normal de 50 mm. a no menos de 1/60.
  • La dirección del desplazamiento

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