viernes, 28 de noviembre de 2014

El laboratorio analógico 1ª parte.

El revelado.


El revelado del negativo es una de las etapas más sencillas de la fotografía, sus fundamentos se conocen desde hace un siglo y apenas queda nada que descubrir, basta con decir que los mejores reveladores no han variado en los últimos cincuenta años.

Aunque se trata de un proceso muy sencillo, su importancia es fundamental y hay que realizarlo correctamente.Un error durante la realización de la copia trae consigo únicamente su repetición, pero estropear el negativo durante su revelado, implica muchas veces la repetición de la toma y esto no siempre es posible.

Algunos errores durante la exposición del negativo, pueden corregirse durante el proceso de revelado. Una película subexpuesta o con poco contraste puede arreglarse, como veremos más adelante, prolongando el tiempo de revelado.

El hecho de que el proceso de revelado sea una etapa decisiva y precise de ciertas manipulaciones en total oscuridad, unido a la existencia de reveladores con distintas características, ha convertido este proceso en algo misterioso y complejo, cuando en realidad es muy fácil y sencillo.



Fundamentos del revelado


Antes de exponer la película los cristales de haluro de plata tiene un color lechoso. Cuando recibe pequeñas cantidades de luz durante la exposición, son tan pocos los átomos convertidos en plata metálica negra, que no se percibe ningún cambio de tono, pero la imagen ya está impresionada, es la imagen latente.

Para amplificar el tamaño de estos puntos negros a manchas perceptibles, se recurre a un baño químico conocido como revelador que actúa transformando en plata metálica negra todos los cristales de haluro que poseen algún átomo de plata, estos pequeños puntos iniciales se denominan núcleos de revelado.

Hay dos procesos: uno fotoquímico, que transforma los haluros de plata en plata metálica al recibir un fotón y otro químico,  mediante el que las sales de plata con núcleos de revelado, pierden su átomo de bromo, cloro o yodo y se reducen a plata metálica.

Si revelamos un trozo de película virgen no ocurre ninguna reducción y la película no se ennegrece. Por el contrario, una película velada transforma todos su cristales en plata metálica y aparece totalmente negra.


Todos los reveladores tiene un pH más o menos básico, algunos son muy alcalinos. 

Por otra parte, en la emulsión existen todavía cristales de haluro de plata que no han sido transformados en plata metálica y que si no los eliminamos ahora, cuando obtengamos el negativo se oscurecerán con la luz y estropearán los resultados.

Estos cristales sin reducir, pueden disolverse en un medio ácido como el que llevan los fijadores, pero debido a la alcalinidad del revelador, al pasar el negativo de un medio a otro se produce un descenso de pH en el fijador que lo estropearía en un par de sesiones.

Por tanto, se establece una etapa intermedia entre el revelador y el fijador consistente en un baño ácido que actúa como amortiguador del pH, es el llamado baño de paro.

Al finalizar el proceso, la película sigue siendo ácida y se encuentra empapada productos y residuos químicos que conviene eliminar para conseguir una imagen estable en el tiempo, es la etapa de lavado.



La carga de la película


Para hacer el revelado de  una película tenemos que utilizar varios útiles que son: 

  -Abridor de chasis.

  -Tijeras.

  -Tanque completo con espirales, eje y tapa.

  -Termómetro.

  -Botellas de revelador, paro y fijador.

  -Pinzas para colgar los negativos.

  -Reloj con segundero.


Una vez rebobinado el carrete y extraído el chasis de la cámara, debemos introducir la película en un recipiente estanco a la luz donde se realizará todo el proceso.

Proceso del revelado con negativos de paso universal, revelados en tanques pequeños de un par de espirales, es el  más sencillos y accesible para el aficionado.

Un tanque consiste en un recipiente cilíndrico en el que se pueden introducir líquidos sin que penetre la luz. Suelen ser de plástico negro con una tapa a rosca provista de una entrada para líquidos en forma de embudo. Dentro se encuentran una o varias espirales desmontables por la mitad, que permiten conservar la película enrollada sin que entren en contacto sus vueltas al tiempo que facilitan el acceso del revelador a toda su superficie. Las espirales se insertan en un eje que puede accionarse desde fuera para agitar las espirales.

Con este tipo de tanque es necesario apagar la luz durante la carga de las espirales y, una vez cerrado el tanque, el resto del proceso puede hacerse con luz normal. La oscuridad que se precisa en la habitación tiene que ser total, y debemos ser tanto más cuidadosos cuanto mas rápida sea la película.


Una vez apagada la luz, se abre el chasis y se corta la lengüeta. La película se introduce un par de centímetros en la espiral por el extremo cortado y se hacen girar sus dos mitades.


Cuando notemos que va a penetrar el extremo final unido al eje del chasis, cortamos la película lo más cerca posible del mismo y seguimos accionando las espirales hasta que penetre por completo.

Durante todo el proceso hay que evitar sobar el negativo. Si las espirales no están totalmente secas, resulta casi imposible introducir la película.

Una vez que haya terminado el proceso puede apagarse la luz.






El revelado


Por lo general en todos los envases de revelador figuran los tiempos y temperaturas de revelado de las principales películas. 

Una vez remojado el film, se tira el agua y se introduce el revelador a la temperatura recomendada por el fabricante (por lo general 20 o 24º) y se acciona el cronómetro.

Nada más llenar el tanque, damos un par de golpes contra la superficie de trabajo para eliminar las burbujas de aire que hayan podido adherirse a la película y comenzamos la agitación que ha de ser homogénea y suave.

El tanque, durante todas las etapas del revelado, debe agitarse para renovar la capa de reactivos en contacto con la superficie de la película, esta agitación puede realizarse de dos formas en función del diseño y modelo de tanque:

-En la agitación por inversión: se cierra el tanque con una tapa hermética y se invierte cada cierto tiempo.

-En la agitación por rotación: se hacen girar las espirales por medio de un eje.

En ambos casos se realiza una agitación inicial constante durante los 30 primeros segundos de revelado y luego se agita cinco segundos cada 30 segundos, hasta finalizar el proceso.


Los factores que intensifican el revelado son: temperaturas altas, revelador concentrado y agitación intensa.







El baño de paro.


Cuando faltan unos 5 segundos para terminar el revelado vaciamos rápidamente el tanque e introducimos el baño de paro golpeando y agitando el tanque al igual que hicimos con el revelador.

El baño de paro realiza su función en 5 ó 10 segundos.

El baño de paro más utilizado es un dilución de un ácido débil en agua.

Resulta conveniente que todos los líquidos del proceso se encuentren a la misma temperatura.

La acción del baño de paro es doble: por un lado detiene automáticamente el revelado debido al cambio brusco de pH que se produce al pasar de un medio básico (revelador) a uno ácido (baño de paro), y por otro, evita la contaminación y el agotamiento prematuro del fijador.

Cuando el revelado es superior a los 10 minutos y por tanto ya no es tan importante una detención brusca del proceso, puede sustituirse el baño de paro por un simple lavado con agua.






El fijado

Al llegar a esta etapa la película tiene una imagen negativa de plata metálica negra, junto a sales de plata blancas que ocupan las zonas complementarias. Si no realizásemos el fijado, las zonas blancas opacas impedirían el positivado.

Se conocen muchas sustancias con propiedades fijadoras, pero la mejor de todas en cuanto a estabilidad, rendimiento y precio, es el tiosulfato sódico.

El tiempo de fijado varía con el tipo de emulsión, la temperatura, la composición química del fijador, etc. El tiempo de fijado no debe superar los 20 minutos, porque comenzarían a debilitarse las imágenes.








El lavado 


Este paso resulta fundamental para asegurar la conservación de la película con el tiempo. En el se eliminan todos los compuestos solubles originados durante el revelado, así como los restos de hiposulfito del fijador, que a la larga oscurecerían la película.

El lavado se realiza haciendo discurrir agua corriente por el interior del tanque durante el un tiempo de unos 15 o  60 minutos..

El lavado ideal dura a 20º al menos 30 minutos y puede completarse con un aclarado final en agua destilada si el agua es muy calcárea, y finalmente con un humectado (un detergente con algún aditivo endurecedor de la película)

Este paso consiste en llenar el tanque con un líquido humectante para disminuir la tensión superficial de la película. Con ello se consigue que el agua del lavado escurra más fácilmente y las gotas no formen manchas al secarse.






El secado


Una vez lavada la película se abre el tanque y se extraen con cuidado las espirales abriéndolas por la mitad para poder sacar fácilmente el film asiéndolo por su extremo velado.

Cuando la película está mojada y la gelatina hinchada, se vuelve extremadamente blanda, por lo que cualquier roce o huella dactilar producirá en el film un daño irreparable.

El negativo, cogido por el extremo, se sujeta con dos pinzas  y se pone a secar en un lugar libre de polvo a una temperatura no superior a los 50º.

A temperatura de ambiente, un negativo de celuloide tarda en secarse unos 20 o 30 minutos, este tiempo se puede acortar introduciendo la película, después del lavado, en una solución de alcohol metílico o isopropílico en agua, pero no suele realizarse más que en casos de extrema urgencia.

Una vez seco hay que cortar el negativo cuanto antes e introducirlo en fundas protectoras a salvo del polvo.

Cuando la película está completamente seca, es el momento para evaluar los negativos y descubrir los defectos de la toma o del revelado.


























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